Cuando planificas tu lista de la compra y decides dónde vas a conseguir cada una de las cosas que necesitas, estás haciendo economía. Si decides ir, por ejemplo, al supermercado y adquirir un determinado producto y hacer una parada antes en la tienda de tu barrio para llevarte esos tomates que tanto te gustan, estás valorando el coste de oportunidad de tus acciones.
Según un informe de la CNMV, en su Encuesta de Competencias Financieras (ECF), los españoles sacamos una nota de 6 de 10 en educación financiera.
Esto nos da un gran margen para aprender a entender nuestras finanzas. Algo que también nos ayudará a seguir los pasos adecuados para mejorar nuestra salud económica. Hoy te ayudamos con ello acercándote al coste de oportunidad.
¿Qué es el llamado coste de oportunidad?
El coste de oportunidad se conoce como costo alternativo o valor de la mejor opción no seleccionada. Es el total de los recursos que dejamos de percibir, de forma imaginaria, cuando tomamos una decisión entre dos o más opciones. En este proceso medimos lo que nos va a costar llevarla a cabo y cómo va a ser la retribución final.
El término nació gracias al economista austríaco Friedrich von Wieser, contemporáneo del doctor Léon Walras, que lo acuñó por primera vez en su Teoría de la Economía Social, en 1914. Para él, se trata de aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión económica en cuanto a nuestro ahorro o nuestra inversión, lo que nos obliga a decantarnos solamente por una opción y descartar las demás.
El coste de oportunidad para las empresas: el poder de la inversión
Una de las formas más evidentes para saber cómo funciona el coste de oportunidad es medir la posible rentabilidad en el mundo de la inversión. En definitiva, el coste de oportunidad en el ámbito financiero y económico te ayuda a ti o a tu empresa a entender cómo organizar tus inversiones según factores como el estado de los mercados internacionales o las expectativas de retribuciones de capital en el futuro.
Un ejemplo del coste de oportunidad en la empresa sería la decisión entre comprar un terreno para hacer una nueva fábrica, con liquidez disponible, o financiarlo a largo plazo. Si se optara por utilizar su propia caja para hacerse con el terreno, el coste de oportunidad serían las deducciones que podría haber aplicado en caso de financiarse.
Ahora imagina que decides utilizar una parte del capital de tu negocio para adquirir una nueva oficina o para invertirlo en los mercados con la esperanza de conseguir una posible rentabilidad que te ayude a internacionalizar tu actividad en los próximos años. En este caso, el coste de oportunidad está en aquella decisión que no vayas a tomar; es aquello a lo que renuncias para conseguir el beneficio de la otra opción en el futuro.
El coste de oportunidad en tu día a día
El mecanismo del coste de oportunidad es muy poderoso para tomar decisiones en una empresa, pero también lo es para que puedas optimizar tu economía en el día a día.
Piensa en todos esos gastos hormiga que tienes y que terminan afectando a tus cuentas a final de mes. Piensa si puedes utilizar ese dinero de una forma que puede ser más productiva, como depositarlo en una cuenta de ahorros para cubrir posibles gastos imprevistos o realizar determinada inversión que te de rentabilidad en el futuro.
Ten cuenta el coste de oportunidad de tus partidas siempre que hagas tu presupuesto familiar. De esta forma, sabrás qué decisiones debes tomar para mejorar tus fuentes de ingresos o para reducir tus gastos fijos y recurrentes, consiguiendo un buen colchón de ahorro que te ayude a disfrutar de una buena salud financiera en los próximos meses.
