Seguro que alguna vez has pensado en dar formación a los empleados de tu negocio, pero te habrás preguntado: ¿por dónde empiezo? Es normal que te agobies, pero la buena noticia es que no necesitas tener grandes conocimientos para poder ofrecerles una formación presencial y virtual de primera categoría.
Lo único que necesitas es paciencia, organización… ¡y mucha motivación! Empieza por pensar qué contenidos quieres que aprendan tus trabajadores, relacionados con el desarrollo de la empresa, y luego solo tendrás que adaptarlos a un formato en el que les resulte atractivo e interesante.
¡Esperamos no haberte hecho spoiler! Si te quedas leyendo el artículo te contamos todo lo que falta para que terminen siendo unos auténticos empleados estrella, llenos de capacidades y habilidades necesarias para enriquecer tu empresa desde dentro.
Aprende a dar formación presencial y virtual: la guía para hacerlo bien
Hoy en día, en el que el teletrabajo se ha impuesto en nuestra vida, viene bien conocer qué herramientas digitales vamos a necesitar para digitalizar nuestro negocio y poder ofrecer una experiencia de educación única en nuestra compañía. Estos son los consejos que van a ayudarte a conseguirlo:
- Empieza por los objetivos, ¿qué quieres conseguir? Es un tópico, pero cuando vas a hacer un plan de formación tienes que pensar en cuáles van a ser las metas a conseguir. Piensa si quieres que los empleados aprendan a manejar programas informáticos (como Office), si prefieres que descubran cómo mejorar su productividad (programando jornadas de meditación) o si quieres ayudarles a coordinarse para trabajos en equipo (con sesiones prácticas).
- Decide qué elementos quieres que sean presenciales y virtuales. En el apartado presencial, siempre puedes organizar unas horas a la semana dedicadas en exclusiva a la formación, mientras que puedes proponer horas fuera de la oficina para llevar a cabo actividades en formato online, a través de gaming por internet o con una app que les permita medir su propio progreso siempre que lo deseen.
- Redacta los contenidos para la formación. Con las ideas bien claras, llega el siguiente paso: elegir qué educación vas a dar a los empleados. Intenta que sea asequible y fácil de asimilar, para que no interceda con sus labores cotidianas ni les produzca un estrés innecesario con la entrega continua de tareas. Lo mejor es que les proporciones información amena, variando el formato entre sesiones en directo y otras por internet, proponiendo actividades fáciles de recordar que les permitan aprender sin darse cuenta.
- Busca una forma de mantener su motivación. En el momento de poner las prioridades, no dudes en comunicarte con ellos abiertamente. Invítales a que reflejen sus quejas sobre la formación, o sus sugerencias de mejora, y pídeles que mantengan una relación fluida con las personas que dan las clases o los seminarios. En el momento de evaluarlos, no dudes en ser constructivo para que cada vez esté más cerca de llegar al objetivo que habías marcado para él o para ella.
- Prueba servicios o aplicaciones digitales nuevas para tu formación. Zoom y Skype son geniales para mantener videollamadas, mientras que portales como Slack te dan todo lo necesario para coordinar a los integrantes de la formación mientras duren las clases. Haz búsquedas en internet y empieza a divertirte mientras incorporas todo tipo de herramientas a tu día a día como profesor.
Si sigues todos estos pasos, tus empleados no se aburrirán y conseguirás que aprendan habilidades claves para empezar con la internacionalización del negocio, partiendo de un buen estudio de mercado, o con un cambio en su estructura productiva. La formación es fundamental para tener una cultura de trabajo ideal, así que no dudes en darle la importancia que se merece dentro del organigrama de la empresa.
