Las vacaciones son una época de tranquilidad, en la que solemos desconectar de todo para disfrutar del sol de la playa o de una buena comida en el campo con la familia. Los problemas llegan cuando volvemos a la rutina del trabajo después de las vacaciones y nos cuesta adaptarnos al mismo ritmo que teníamos antes.
Esto puede deberse al famoso síndrome postvacacional, que nos causa muchos problemas porque nuestra cabeza no acepta que hemos vuelto al día a día. O puede que, simplemente, tengamos que preparar los horarios de sueño para dar la bienvenida a la nueva realidad.
De cualquier forma, siempre es interesante contar con una buena guía que ponga a punto nuestra vuelta al trabajo después de vacaciones. A continuación reunimos, en cinco puntos, las claves para que puedas organizar tu vida en la oficina desde el primer momento y termines sorprendiendo a tus propios compañeros.
Guía práctica para retomar la rutina de trabajo tras las vacaciones
Entras por la puerta, te sientas en la silla y te preparas una taza de café para despertarte antes de responder a los correos atrasados. Ahora es el momento de comenzar tu nueva disciplina, que te llevará a ser más eficiente y productivo de lo que eras antes incluso de marcharte de vacaciones. Presta atención a estos cinco puntos:
- Prepara tu espacio de trabajo. Es posible que cuando te marcharas de la oficina dejaras más de un bolígrafo donde no debías. O tal vez estaba todo bien y solo tienes que sacar las carpetas de su cajón. Sea como sea, siempre viene bien preparar una nueva disposición en tu espacio de trabajo que se adapte a tu forma de trabajar después de tu regreso.
- Prioriza tus tareas. Las tareas atrasadas no tienen que ser un obstáculo para ti, sino más bien una oportunidad. Escribe en una libreta o en tu ordenador todas las tareas que tienes que terminar, en orden de prioridad, así como el tiempo que vas a dedicar para cada una. Sé realista y programa tus objetivos a corto plazo, resolviendo los más cortos primero para dedicarte plenamente a los más grandes y difíciles.
- Programa los descansos en tu jornada. No todo va a ser trabajar sin parar en tu primer día. Si no lo hacías antes, es de vital importancia que programes descansos cortos en los que puedas ir al baño, dar un paseo o simplemente estirar las piernas. Esto te ayudará a concentrarte mejor y reducirá la presión acumulada que tengas en tu cabeza.
- Pregunta a tus compañeros de trabajo. Interésate por tus compañeros de trabajo. Pregúntales si se han ido de vacaciones, o qué ha cambiado desde que te fuiste de la oficina. Las personas que se encuentran en entornos laborales amistosos suelen rendir mucho más y, seamos sinceros, no hay nada mejor que volver al trabajo y encontrarte con compañeros que te sonríen y quieren saber qué tal fue tu verano.
- Distribuye tu tiempo fuera del horario laboral. Una de las mejores ideas para que el choque de la rutina no sea tan fuerte es pasar más tiempo con los hijos o con los amigos, ir a practicar baloncesto al parque o simplemente relajarte en casa con una buena película. Descansa tu mente en los momentos de ocio para llegar al día siguiente a tu puesto con toda la motivación posible.
En todo este proceso, es importante que te conciencies de que ya no estás de vacaciones y tienes que volver a rendir de forma progresiva. Si te pones demasiada presión es posible que acabes notándolo dentro y fuera del trabajo, así que tómatelo con calma y verás como el regreso será coser y cantar.
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