Castilla-La Mancha es una tierra impresionante, gracias a sus exquisitos monumentos y sitios de ensueño para visitar y a sus emblemáticos parques arqueológicos. Sin embargo, ¿sabías que también tenemos un buen patrimonio para hacer turismo industrial?
Como lo oyes, si viajas por los pueblos de Albacete, Cuenca o Toledo puedes encontrarte muchos edificios distintos, desde bodegas llenas de vino hasta fábricas de luz o harinas que llevan funcionando desde hace generaciones. De ellos salen los alimentos y la electricidad que nos dan la vida y nos ayudan a tener luz cuando queremos leer una buena novela por la noche en casa.
Así que, qué mejor manera de darle las gracias a todas estas industrias que haciendo un pequeño planning para que puedas prepararte una ruta personalizada que puedas disfrutar con tu familia o con tus amigos. Agarra papel y boli y prepárate para la aventura.
El turismo industrial: ¿qué puedes visitar en nuestra tierra?
- Si empiezas a caminar por el centro de Albacete, podrás visitar lugares como el Museo Municipal de la Cuchillería, donde puedes conocer la historia de este utensilio, principal emblema de la provincia. Más tarde puedes visitar una fábrica de “Miguelitos de la Roda” y desplazarte hasta Chinchilla para ver fábricas de cerveza artesanal o diferentes bodegas.
En Fábricas de San Juan de Alcaraz encontrarás el Museo de las Reales Fábricas y una fundición de bronce donde podrás ver cómo se hacían las herramientas antaño. Finalmente, no te olvides de visitar los molinos de agua como La Pasadilla o el Acueducto, y el recién inaugurado Centro de Interpretación de Agua de Albacete.
- Ciudad Real. Esta provincia no es conocida solo por pueblos increíbles como Molinos de Criptana o por albergar las conocidas Tablas de Daimiel. También se la conoce por ser una zona dedicada al cultivo de la vid, gracias a bodegas como las de Valdepeñas o Tomelloso. Además, puedes aprovechar para conocer las fábricas de harina de Pedro Muñoz y Manzanares, así como la ferrería de Los Pozuelos de Calatrava, para que sepas cómo el hierro se convertía en metal en la antigüedad.
- Cuenca es sinónimo de cuevas, excavadas desde hace siglos en las montañas y que han sido utilizadas para guardar diferentes productos e industrias. Pásate por Torralba, Castejón o Villar y Velasco, lugares que tienen un encanto especial porque están estrechamente relacionados con la naturaleza. Después puedes pasarte por las minas de Lapis Specularis de Huete, Osa de la Vega y Torrejoncillo del Rey, además de aprovechar para probar platos de la tierra como el morteruelo o los zarajos.
- “Sancho, veo molinos”. Esta frase de Don Quijote de la Mancha es muy famosa, pero si quieres saber cuál es su verdadero significado deberías poner tus pies por los caminos de Toledo. En esta provincia puedes descubrir molinos de viento, como los de Madridejos y Camuñas, o molinos de agua como los de Villarejo de Montalbán o el Puente del Arzobispo. Tampoco te olvides de pasar por las Caleras de Orgaz, un municipio de la Edad Media que parece sacado de un cuento de hadas.
- En Guadalajara también puedes hacer turismo industrial, gracias a edificios como las antiguas minas de plata, de Hiendelaencina, la noria del pozo de Guadalajara, el pozo de nieve de Cogolludo y la Real Fábrica de Paños. La cercanía histórica a Madrid le ha ayudado a contar con varios edificios empleados por los reyes del pasado para la fabricación de determinados productos y materiales, como el oro o el cobre, en instalaciones que no deberías perderte por nada del mundo.
¿Qué plan te gusta más? Como ves, tienes rutas y viajes para no aburrirte, compaginando estas visitas industriales con otras de tipo cultural e histórico. Lo importante es que elijas un destino que te permita estar en contacto con la naturaleza, para liberarte de las presiones de la ciudad, y que te lleves una buena cámara fotográfica o una guía turística para conocer la historia de cada localización en la que te detengas. ¡Que lo disfrutes!
