Seguro que, si estás acostumbrado a cocinar para varias personas, conoces buenas técnicas para no desperdiciar la comida. La organización es clave para evitar que la comida que sobra en el plato termine en la basura, lo que hace daño al medioambiente y a las cuentas de nuestra familia con el paso del tiempo.
Es importante que aprendamos a incorporar hábitos sostenibles en nuestro día a día, como hacer un uso eficiente del agua y la electricidad, desplazarnos utilizando la bicicleta o apostar por productos de cercanía, de forma que empecemos a tener en cuenta las necesidades de nuestro entorno. Esto nos ayudará a vivir más felices.
Hoy queremos enseñarte cómo puedes aprovechar los restos de la comida para hacer platos exquisitos, evitando el desperdicio y exprimiendo al máximo cada euro que has utilizado para llenar el carrito de la compra. Presta atención porque empezamos.
Sigue estos consejos y evita el desperdicio de alimentos
Los castellanomanchegos desperdiciamos, de media, 60.000 toneladas de alimentos al año. Eso es lo que dice ‘Sin Desperdicio 20-30’, una estrategia que ha puesto en marcha el Gobierno regional para reducir en un 50 por ciento el desperdicio de alimentos en la región en la próxima década.
Estas cifras dan vértigo, pero la buena noticia es que podemos revertir la situación si ponemos todo lo que está en nuestra mano. El primer paso consiste en poner en acción estas técnicas que te enseñamos, procedentes de la ONU para la Alimentación y la Agricultura:
- Planifica cuánto vas a cocinar. No es lo mismo cocinar para ti mismo que hacerlo para cinco conocidos. Estudia bien cuántas personas estarán en la mesa y, si las conoces bien, cuánto suele comer cada una, de forma que economices esfuerzos en el momento de entrar en la cocina.
- Compra a granel en las tiendas o en el mercadillo del barrio. Comprar en el comercio local es un acto sostenible, porque ayudamos a la economía de nuestra ciudad o pueblo y podemos elegir qué alimentos queremos en cada momento. Además, es más probable que encuentres ofertas o que puedas llevarte lo que deseas a granel y no en un envase de plástico que contamina la naturaleza.
- Congela la comida o compártela con los invitados. Una de las peores sensaciones es terminar la cena y ver que aún queda comida en la olla o en la sartén. Si ves que no tienes hueco en el congelador, puedes pedirle a tus amigos o a tus familiares que se lleven un poco. A buen seguro querrán repetir esa ensalada de frutas o esa dorada a la plancha que les has preparado con tanto cariño.
- Si te sobra comida, ¡reutiliza! No te pongas exquisito e intenta que las sobras se conviertan en un plato nuevo y delicioso para el día siguiente. Puedes hacer el almuerzo de los niños antes de que vayan a jugar a baloncesto, e incluso el plato principal para los padres. Puedes seguir este método con las hortalizas, la carne o las frutas, que dan mucho juego.
- Que cada uno se sirva su ración. Es tentador repartir la ensaladilla entre los comensales como un buen anfitrión, pero puede que algunos quieran más cantidad y otros menos. Deja tu ego aparte y pídeles que lo hagan ellos mismos para que no se quede comida de más en el cuenco.
- Dona los alimentos que no utilices. Las ONG agradecen que les llevemos aquellos alimentos imperecederos, como latas de conservas o paquetes de arroz, que no vayamos a consumir en un plazo corto de tiempo. Esto también te asegura que hay otras personas con verdaderas necesidades alimenticias que disfrutan de ellos.
Cada día gastamos una media de 164,38 toneladas de alimentos en la región, lo que significa que debemos empezar a organizar los presupuestos en casa para que no se nos vaya ni un euro de más en comida. Es importante que organices tus cuentas para que compres solo lo necesario, lo que no solo vendrá bien a tu tarjeta, sino que también te ayudará a ser más sostenible con el medioambiente.
