El mito de ‘El Dorado’, una ciudad hecha de oro y diamantes
 

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El mito de ‘El Dorado’, la ciudad ecuatoriana hecha con oro, siempre ha rodeado a las conquistas españolas en América del Sur. ¿Cuáles son las claves de su historia?
1 abril, 2022839011 min

A lo largo de la historia, pocas ciudades míticas han despertado tanta curiosidad como ‘El Dorado’. Hecha completamente con oro, se dice que los conquistadores españoles eran capaces de recorrer las selvas de Ecuador durante meses para encontrar una sola pepita de este elemento que demostrara su existencia.

Al contrario que la famosa ‘Isla del Tesoro’, situada en la isla de Coco en Costa Rica, en este caso nunca ha habido pruebas sobre la existencia de este emblemático lugar, aunque si muchas incursiones a lo largo de los siglos para encontrarla. ¿Quieres saber cómo se creó el famoso mito de ‘El Dorado’?

 

¿Cómo nació el mito de ‘El Dorado’?

Esta leyenda comenzó después de que los españoles conquistaran la ciudad de Quito, en Ecuador, en el año 1524. El capitán cordobés Sebastián de Belalcázar estaba saqueando el territorio con sus soldados cuando escuchó que más al norte, en la región de Cundinamarca, se encontraba una ciudad dorada que nadie había descubierto antes.

Movido por la curiosidad quiso internarse en la selva, alentado por historias que hablaban de reyes cubiertos con oro en polvo, que eran rodeados de piedras preciosas y lanzados río abajo en una canoa después de su muerte. Sin embargo, por mucho que buscó entre los árboles, no vio ningún rastro de la ciudad.

 

La conquista de ‘El Dorado’

Unos años después comenzaron los viajes, por parte de aventureros que se habían costeado el trayecto con la venta de sus bienes en España. Uno de ellos fue el propio Cristóbal Colón, que en su ‘Diario de Abordo’ mencionaba la palabra oro 139 veces, anticipando una búsqueda exhaustiva que tampoco tendría fruto a su llegada a Ecuador.

Lo mismo sucedió con Francisco Pizarro, que llegó  afirmar que la decisión de buscar ‘El Dorado’ era la diferencia entre “ser pobres en Panamá o ricos en Perú”. El conquistador español tampoco tuvo éxito, si bien no dejó de intentarlo a lo largo de su vida.

En 1539, Sebastián de Belalcázar volvió al Valle del río Cauca para intentar el saqueo de ‘El Dorado’ por segunda vez. En esta aventura se encontró con el enviado de Pizarro, Gonzalo Jiménez, con el que tuvo que repartirse el territorio. 

El objetivo era acabar como triunfadores para que nadie aparte de ellos pudiera hacerse con el botín maravilloso de la ciudad.

 

Los mil y un mitos de ‘El Dorado’

Con el paso del tiempo, al mito de ‘El Dorado’ se fueron uniendo otros que alimentaron el deseo de los conquistadores hispanos por hacerse con la gran fortuna que ocultaban otros territorios. Otro de los aventureros, Francisco de Orellana, fue espoleado por Pizarro para encontrar el ‘País de la canela’, que supuestamente guardaba una especia capaz de hacer frente en valor a la preciada canela portuguesa de la época.

Después de casi 4.000 kilómetros de trayecto río abajo acabó en el centro de un bosque considerado el pulmón de América del Sur: el Amazonas. El nombre viene de las batallas que tuvieron Orellana y sus cincuenta hombres contra las famosas mujeres ‘amazonas’ que dominaban las tribus en aquella época. A causa de las duras condiciones de las pantanosas tierras, fue perdiendo hombres hasta que la aventura se transformó en una huida.

En 1570, Hernan Pérez de Quesada, hermano de Gonzalo Jiménez de Quesada (el enviado de Pizarro), reunió un auténtico ejército para llegar hasta “El Dorado”: 300 españoles, 1.500 indígenas, 300 caballos y 800 cerdos. Dos años después, cuando solo le quedaban 64 españoles y 18 caballos y se encontraba perdido en medio de la selva, se cuenta que se vieron a varios soldados salir de las lagunas colombianas. Eran formas fantasmagóricas que, supuestamente, se levantaban en armas contra aquellos que habían deseado destripar los secretos de la famosa ciudad dorada. 

 

Pero, ¿existió ‘El Dorado’ en la vida real? 

La fábula de ‘El Dorado’ tuvo una base histórica, si bien no era el gran imperio dorado que todo el mundo pensaba. La leyenda está basada en las ceremonias de coronación de los reyes muiscas en la laguna de Guatavita (Colombia). Cubiertos completamente de polvo de oro, el nuevo monarca, el ‘hombre dorado’, se sumergía en esta laguna después de haber depositado todo tipo de vasijas o cuencos dorados en lo profundo de la laguna para honrar a sus dioses.

Sin embargo, para la época en la que Sebastián de Belalcázar llegó a Ecuador aquellas tradiciones habían desaparecido en el tiempo y los tesoros andaban escondidos en lo más profundo de las aguas. Las excavaciones que se han hecho en los últimos dos siglos han conseguido rescatar algunas figuras hechas de piedras preciosas, pero no han dado con ningún tesoro de esta civilización perdida. 

A día de hoy, las únicas muestras que existen están en el Museo del Oro y en el Museo Británico, que ha habilitado exposiciones para poner en valor la importancia cultural que tiene este patrimonio para la humanidad. Eso no quita que se siga acudiendo a América del Sur a buscar los tesoros de ‘El Dorado’ aún en el siglo XXI, pero se espera que lo único que encuentren sea la quimera de aquel oro que una vez recubrió a los reyes colombianos de la antigüedad durante sus coronaciones.

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El mito de ‘El Dorado’, la ciudad ecuatoriana hecha con oro, siempre ha rodeado a las conquistas españolas en América del Sur. ¿Cuáles son las claves de su historia?
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