¿Conoces la Isla del Tesoro? Gracias a la novela juvenil de Robert Louis Stevenson todos hemos querido visitarla alguna vez, recorrer lugares tan emblemáticos como la Bahía Norte y sentirnos capaces de todo con el espíritu del gran Jim Hawkins.
Pero, ¿sabías que la isla de Coco, ubicada a 532 kilómetros al suroeste de Costa Rica, fue el escenario que inspiró al autor para escribir el libro? Esta isla, llena de grandes botines, ha sido protagonista de muchas historias de piratas que han buscado riquezas millonarias escondidas en sus suelos arenosos. Se dice que dentro de sus cuevas puede haber una fortuna capaz de comprar países enteros.
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Los grandes secretos de la Isla del Tesoro: la fortuna de los piratas
- El tesoro de Lima.
La historia de la ‘Isla del Tesoro’ comenzó en 1820, cuando Perú inició una guerra contra el Imperio español que había colonizado gran parte del continente. El virrey español aconsejó al general argentino José de San Martín que sacara todas las riquezas de la zona de guerra antes de invadir Lima, para ponerlas a buen recaudo antes del conflicto.
Así, el capitán británico William Thompson, con su barco Mary Dear, decidió viajar hasta la isla para proteger el conocido Tesoro de Lima, un botín con monedas de oro, plata, diamantes y una estatua de la Virgen María de tamaño real de oro macizo.
Pero, cuando se hicieron con el tesoro, el capitán y su tripulación mataron a los soldados y sacerdotes españoles y se dirigieron a la isla de Coco, donde enterraron la recompensa antes de que les cazaran los buques hispanos. Cuando fueron capturados, Thompson y el primer oficial prometieron dirigirlos hacia el tesoro, pero consiguieron huir en el último momento.
Años después, fue un amigo de Thompson, John Keating, el que emprendió el primer viaje para localizar esta codiciada fortuna. Se rumorea que llevaba un mapa facilitado por Keating y que incluso compartió todo lo que consiguió con sus allegados después de visitar la isla. En el inventario había varios cofres con adornos preciosos, miles de rubíes, diamantes, reliquias de oro y toneladas de oro o plata que tenían un valor enorme en Latinoamérica.
Pasaron unas décadas desde la incursión de Keating cuando, en 1897, el aventurero alemán August Gissler se convirtió en gobernador oficial de la Isla del Coco. Aprovechó su posición para hacerse con la Virgen de oro y otro tesoro que había escondido por el pirata Benito Bonito, para lo que excavó un sistema de túneles subterráneos bajo tierra.
- El tesoro de Devonshire.
Otra famosa historia de piratas cuenta que Bennett Grahame, en 1818, era capitán del HMS Devonshire y terminó por convertirse en pirata tras acumular 350 toneladas de oro que robó a barcos españoles. Un hecho que le llevó a él y a su tripulación a ser arrestados y ejecutados por sus acciones.
Una de sus tripulantes, Mary Welsh, logró sobrevivir y fue enviada a una colonia penal. Liberada tiempo después, afirmó que había visto al Capitán Grahame y sus hombres enterrar el tesoro en la Isla del Coco. Aunque la mujer volvió a la isla con su propio barco, nunca consiguió dar con este supuesto tesoro, que quedó bien escondido debajo de las aguas más profundas del océano.
- La búsqueda del tesoro hasta hoy.
En total, en los últimos dos siglos ha habido 500 expediciones hacia la isla. A veces eran viajes financiados por los gobiernos para explorar y cartografiar el terreno, mientras que otras eran aventuras de investigadores que querían poner sus manos sobre los preciados tesoros.
Sin embargo, el gobierno de Coco decidió en 1994 prohibir las expediciones hacia la isla para evitar la mala fama que acarreaban los viajes y poder controlar el turismo monetario que inundaba el país. Desde entonces, solo ha habido un intento por llegar hasta los secretos más escondidos de la Isla del Tesoro: una supuesta expedición del ingeniero Shaun Whitehead en 2012, que prometió llevar a cabo un estudio arqueológico con un radar de penetración terrestre que nunca tuvo lugar.
Desde entonces, la isla ha quedado cubierta por un gran velo de misterio. Dentro de sus parques naturales, sus arrecifes con hasta 1.600 especies marítimas y sus cuevas insondables siguen habitando aquellos tesoros que despertaron la codicia de los piratas a lo largo y ancho del Pacífico. Las riquezas, protegidas por el Gobierno, podrían quedar ocultas durante generaciones, o hasta que, con el consentimiento del Gobierno de Coco, se tome la decisión de investigar a fondo la isla para enseñar este tesoro nacional al mundo.
