Durante décadas, las empresas sólo tenían en cuenta los resultados financieros que se obtenían a finales de año y no contemplaban otros aspectos relacionados con sus acciones, como el impacto social o ambiental. Por lo tanto, pocas razones tenían para cambiar su manera de actuar.
Sin embargo, el cambio climático es una realidad desde hace bastante tiempo, y los inversores están comenzando a tener en cuenta la sostenibilidad de las empresas. Se habla en estos casos de los criterios ESG en inglés o ASG en español, las siglas que se encuentran tras las palabras “Ambiental”, “Social” y “Gobernanza” respectivamente. Las compañías tienen la obligación de añadir valor a la sociedad mediante sus acciones.
Criterios ESG: ¿qué son y para qué sirven?
Los criterios ESG implican una visión más completa del sistema, ya que no solo se tienen en cuenta criterios económicos, también sociales y ambientales. Estos criterios llegan a tener una importancia incluso mayor que los datos numéricos.
Los criterios ASG sirven para evaluar los criterios no financieros de una empresa, como el trato al personal, al entorno, si son o no transparentes, la ética…
A continuación, desglosamos el significado de cada una de las letras que forman las siglas ASG:
- A: Ambiental. Este criterio evalúa el impacto de la empresa en el medioambiente, incluyendo la huella de carbono, el uso de recursos naturales, la gestión de residuos y la eficiencia energética. Una empresa que tenga una política sólida de sostenibilidad ambiental será vista como más favorable en este criterio.
- S: Social. Este criterio evalúa el impacto de la empresa en la sociedad, incluyendo la diversidad e inclusión en la fuerza laboral, el compromiso comunitario y la gestión de los derechos humanos. Las empresas cuya política de responsabilidad social corporativa sea sólida tendrán una mejor valoración de cara a los inversores.
- G: Gobernanza. Este criterio evalúa la administración de la empresa, incluyendo aspectos como la transparencia, la rendición de cuentas o la ética empresarial. Una empresa cuya gobernanza corporativa sea buena será percibida como más positiva.
¿De dónde viene?
Los criterios ESG beben de la Inversión Socialmente Responsable (ISR), que llegó a Europa en la década de los 80, después de que se produjera el accidente en la estación nuclear de Chernobyl. A consecuencia de ello, se generó una mayor conciencia sobre los problemas ecológicos, y aumentó el interés por las inversiones éticas. Esto originó los primeros fondos verdes y solidarios, que financiaban aquellas actividades que tuvieran un valor añadido.
El interés por este tipo de inversión continuó creciendo. En 1999, durante el Foro Económico de Davos, Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, anunció la creación del Pacto Mundial de Naciones Unidas (UN Global Compact). La finalidad de esta iniciativa es asegurar que las estrategias y operaciones de empresas y organizaciones estén en concordancia con los Principios Universales referentes a los derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y combate contra la corrupción.
Tras esta iniciativa, 18 instituciones financieras de nueve países colaboraron con el Gobierno de Suiza y el International Finance Corporation (IFC) para la puesta en marcha de una serie de recomendaciones sobre cómo incluir cuestiones ambientales, sociales y corporativas en el mercado de capitales. Una iniciativa que dio pie a la elaboración de Who cares wins, un informe que se publicó en 2005 y que concluye que la inclusión de factores ambientales, sociales y de gobernanza en el mercado de capitales deriva en mercados más sostenibles y más beneficiosos para las sociedades.
De forma paralela, la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-FI) redactó el Freshfield Report (Informe Freshfield en español), que demostraba la importancia de los criterios en la valoración financiera.
Con estos dos informes como génesis, en 2006 se lanzaron los Principios para la Inversión Responsable (PRI) en la Bolsa de Valores de Nueva York. Un año después, vio la luz la Iniciativa de Bolsa de Valores Sostenibles (SSEI, Sustainable Stock Exchange Iniciative).
En septiembre de 2015, tuvo lugar la Cumbre del Desarrollo Sostenible, que congregó a más de 150 jefes de Estado y de Gobierno. Durante el encuentro, se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción que pone el foco en las personas, el planeta y la prosperidad. Esta agenda establece los famosos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con los cuales están alineados los criterios ASG.
¿Cuáles son los criterios ESG?
Por lo general, los criterios son determinados por las organizaciones, por lo que varían de unas a otras. No obstante, existe una taxonomía de criterios sostenibles definidos por la Unión Europea que entró en vigor en julio de 2020: la Taxonomy Regulation, también conocida como Reglamento de Taxonomía.
Este reglamento recoge seis objetivos ambientales que ayudan a los agentes financieros a identificar los riesgos que hay tras una inversión sostenible:
- Mitigación del cambio climático.
- Adaptación al cambio climático.
- Transición a una economía circular.
- Prevención y control de la contaminación.
- Preservación y recuperación de la diversidad biológica y los ecosistemas.
A continuación veremos qué criterios hay tras cada una de las letras.
Criterios A: medioambientales
Además de no ser nocivas, las empresas deben resultar beneficiosas para el medioambiente. ¿Cómo? A través de diversas acciones como, por ejemplo, la lucha contra la deforestación, el empleo de energías limpias y renovables, o la reducción (o eliminación) de las emisiones de CO2.
Criterios S: sociales
Las empresas que siguen los criterios ASG respetan los Derechos Humanos tanto de los trabajadores como de las personas que viven en el entorno en el que desarrollan su actividad.
Los criterios sociales incluyen:
- Velar por el bienestar de los trabajadores, clientes y personas que se vean afectadas por su actividad. Para ello se pueden implementar medidas de flexibilidad horaria o presencial, que permitan conciliar la vida laboral y personal. Esto se valora incluso por encima del beneficio económico.
- Cumplir criterios de inclusión de los colectivos sociales y la igualdad.
- No desarrollar la actividad económica en países en vías de desarrollo con el propósito de abaratar costes.
- Respetar los derechos de los trabajadores.
- Fomentar una cultura empresarial que promueva el bienestar de los trabajadores.
- Promover estructuras jerárquicas horizontales y equitativas en la organización empresarial.
Criterios G: gobernanza
En el caso de los criterios relativos a la gobernanza, se contemplan acciones relacionadas con la cultura corporativa de la empresa, como la transparencia en las acciones, los procesos de gestión, compromiso con las prácticas laborales antiéticas…
Para la evaluación de este criterio, se tienen en cuenta los siguientes puntos:
- La creación de políticas internas de transparencia
- Establecer normas claras de solvencia o gestión de las externalizaciones.
- Transparencia fiscal y en los procesos.
- Realizar certificaciones de Responsabilidad Social Corporativa.
- Notificar sobre la mejora continua de los elementos empresariales a aquellas personas que se pueden ver implicadas.
¿Por qué los criterios ESG son importantes para las empresas?
Los criterios ESG son la hoja de ruta a seguir para evolucionar hacia un sistema económico que sea más eficiente tanto en términos sociales como de sostenibilidad. Las empresas que cumplan con estos criterios serán cada vez más competitivas: serán mejor valoradas y reconocidas, obtendrán una mayor rentabilidad a largo plazo, mejorarán la imagen de la empresa frente a inversores y organizaciones sociales…
En definitiva, los datos numéricos en sí mismos ya no valen tanto. Hay que analizarlos en conjunto con otros aspectos como los criterios ASG.
