En el último año hemos visto cómo el precio de los alimentos, la energía y los productos básicos se ha incrementado considerablemente. Seguramente has visto cómo comprando lo mismo, has tenido que pagar más, preguntándote a qué se debe ese encarecimiento.
La respuesta se encuentra en la inflación, que en marzo del año pasado registró su dato más elevado desde 1985: un 9,8%. Pero, ¿qué es la inflación? Si quieres salir de dudas, ¡sigue leyendo!
¿Qué es la inflación?
La inflación se suele definir como “el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios de una economía a lo largo de un tiempo determinado”. En la práctica, esto se traduce en que los precios de los productos se encarecen por diferentes motivos y, con la misma cantidad de dinero, podemos comprar menos. Es decir, el dinero pierde valor, ya no vale lo mismo, por lo que la capacidad adquisitiva de los ciudadanos se ve resentida.
Para determinar la inflación, en España se toma como punto de partida el Índice de Precios al Consumidor (IPC), concretamente a partir de la cesta de la compra. Esta recoge el precio de los productos de los bienes y servicios que consumen las familias:
- Artículos de consumo diario como alimentación, combustible, etc.
- Bienes de consumo duradero como electrodomésticos, ropa, libros, etc.
- Servicios: peluquería, restaurantes, etc.
Esos datos son recogidos por el Instituto Nacional de Estadística con una periodicidad mensual y se elabora un presupuesto medio. Si ese presupuesto se va incrementando durante varios meses consecutivos, se dice que existe inflación.
Tipos de inflación
Cuando se habla de inflación, se recurre a cierta terminología asociada que hace referencia también a su evolución: si se mantiene, progresa o desciende, por poner unos ejemplos.
Por eso la inflación se suele distinguir en base a dos criterios: en función del comportamiento de los precios, y en función de si solamente suben. A continuación, veremos la subclasificación de la inflación atendiendo a ambos parámetros.
Clasificación del comportamiento de los precios
Se tiene en cuenta tanto la subida como la bajada de los precios. Según este criterio, existen cinco tipos de inflación.
Deflación
Es lo contrario a la inflación, y ocurre cuando se produce un descenso generalizado y prolongado en los precios.
Los motivos por los que ocurre son muy variados: disminución de la demanda de bienes y servicios, reducción en la oferta de dinero o un incremento en la oferta de bienes y servicios, así como una disminución en el coste de producción de los mismos que se ve reflejado en el precio final.
Aunque pueda parecer positiva, lo cierto es que no suele ser una señal positiva, ya que puede acarrear un estancamiento de la economía: las empresas tendrían menos incentivos para producir bienes y servicios, la deuda se acrecentaría…
Reflación
A la reflación se recurre cuando es necesario estimular la economía de un país porque esta se encuentra en un momento de recesión o estancamiento. Para ello, se incrementa la oferta de dinero o se disminuyen las tasas de interés.
Estanflación
La estanflación sucede cuando los precios no dejan de subir, pero la economía está estancada, es decir, no crece. Muchas veces confluye con un aumento de la tasa de desempleo, lo cual da lugar a crisis económicas y estancamiento del PIB.
Se considera el peor escenario posible porque, además, es muy difícil encontrar soluciones a corto y medio plazo. Por eso siempre que se vaticina un periodo de inflación, se buscan herramientas que eviten llegar a ese punto.
Inflación subyacente
La inflación subyacente se refiere al nivel de inflación que se calcula excluyendo los precios de los productos más volátiles, como los alimentos y la energía, que son más sensibles al contexto y pueden fluctuar significativamente en el corto plazo. Por este motivo, también se considera una variabilidad más precisa.
Desinflación
La desinflación es una disminución en la tasa de inflación, es decir, los precios de los bienes y servicios siguen creciendo, pero lo hacen a una tasa más baja. Por lo general, la desinflación es el objetivo de la política monetaria de los bancos centrales.
Puede ocurrir por diversas razones: una reducción en la demanda de bienes y servicios, incremento en la oferta, aumento de la productividad…
Clasificación exclusivamente si suben los precios
La inflación también se puede clasificar atendiendo solamente al aumento de los precios y no a las fluctuaciones generales.
Inflación moderada
La inflación es moderada cuando los precios se incrementan de forma lenta y se mantienen relativamente estables, sin llegar al aumento anual del 10%. Además, los salarios suelen subir en la misma medida, por lo que existe un equilibrio entre consumo y ahorro.
Inflación galopante
La inflación galopante se da cuando se alcanzan niveles de inflación de 2 o 3 dígitos (por ejemplo, un 15 o un 30%) en un plazo, normalmente, de un año. Suele estar provocada por importantes cambios económicos de un país.
Tiene un gran impacto en las transacciones diarias y el ahorro deja de tener sentido, ya que un producto puede llegar a multiplicar -o incluso triplicar-su precio.
Hiperinflación
¿Qué es la hiperinflación? Ocurre cuando la inflación está descontrolada y el aumento de los precios es mayor al 1000% anual. Es la causante de graves crisis económicas, ya que el dinero no vale casi nada: muchas veces, vale menos que el papel en el que está impreso. El precio de los bienes y servicios es tan desorbitado que comprar resulta casi impensable.
¿Por qué se produce la inflación?
No hay una sola razón, sino que son varios los motivos que pueden originar inflación.
Por aumento del consumo o la demanda
Si la demanda de bienes excede la capacidad de producción o importación de bienes, los precios aumentarán porque el sector no es capaz de hacer frente a ese crecimiento. Por ejemplo, si la producción de trigo es escasa o no se puede importar, el precio del pan subirá.
Es la ley del mercado: si hay más demanda que oferta, el precio subirá.
Por incremento en los costes de producción
Si el precio de las materias primas se incrementa, también lo harán los costes de producción, ya que las empresas buscan mantener unos márgenes de beneficio razonables. Estos incrementos se reflejan en el precio final y es el consumidor quien se verá afectado.
Aumento de la base monetaria: más dinero en circulación
A lo largo de la historia, hemos visto cómo la decisión de emitir más dinero para paliar una crisis derivaba en una grave inflación. Esto se debe a que, al haber más billetes y monedas en circulación, estas valen menos.
¿Cómo afecta la inflación al ahorro?
A continuación veremos qué consecuencias tiene la inflación y cómo afecta a la economía de los hogares.
Pérdida de poder adquisitivo
Si los precios se encarecen, pero tenemos la misma cantidad de dinero porque los salarios no suben, esto significa que con el mismo dinero podremos comprar menos bienes que en un contexto no inflacionista. Por lo tanto, la vida se vuelve más cara, los ciudadanos pierden poder adquisitivo y las dificultades para llegar a fin de mes son mayores.
El dinero pierde su valor, por lo que el ahorro también se devalúa
El dinero que tenemos parado en la cuenta bancaria o en el fondo de inversiones va perdiendo su valor porque los bienes y servicios que podemos adquirir son menos.
Menos capacidad de ahorro
Los consumidores se ven obligados a invertir más dinero en los mismos bienes y servicios, por lo que el porcentaje que dedican al ahorro disminuye.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en el tercer trimestre de 2022, la tasa de ahorro se desplomó hasta el 5,7%. Un dato muy alejado del 8,4% que se registró entre los años 2000 y 2019, y del 11,4% de 2021.
Suben los intereses de los préstamos
Cuando la inflación crece, los bancos centrales suben los tipos de interés para que el dinero no se devalúe. Por lo tanto, los tipos de interés de aquellas personas que tengan un préstamo contratado también crecerán.
Dado que se está hablando tanto de la inflación este 2023, es importante conocer de qué herramientas disponemos para proteger nuestros ahorros y finanzas personales.
