Cuando oyes la palabra “economía”, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza? Tal vez pienses en un profesor de finanzas dando clases en la universidad o en un profesional que valora sus inversiones en la bolsa de Wall Street, pero la verdad es que cuando te preguntas qué es la economía la respuesta es mucho más sencilla.
Cada vez que piensas en cómo vas a reducir la factura del agua para el mes siguiente o cada vez que incorporas técnicas de ahorro en tu vida ya te estás haciendo partícipe de ella, porque estás tomando decisiones que contribuyen a tu bienestar financiero. De hecho, controlar el gasto y planificar el presupuesto familiar es uno de los primeros pasos que das para incorporar la economía en tu día a día.
Quédate con nosotros, porque vamos a explicarte cuáles son los orígenes domésticos de esta palabra y cómo puede ayudarte a organizar tus finanzas en tu día a día. Poner este concepto en práctica es más sencillo de lo que piensas porque, en el fondo, para que puedas convertirte en un buen economista.
El origen de la palabra “economía”, la gestión del hogar
La palabra economía viene del griego oikonomía (ο’ικονομία), que se compone de dos palabras: oikos, traducido como “hogar”, y nemein, que significa “gestión y dispensación”. En la Antigua Grecia, las personas más aptas en la sociedad eran aquellas capaces de organizar y llevar adelante las cuentas de una casa.
En el 500 a. C. los griegos utilizaban esta palabra con frecuencia, no solo dentro del hogar, sino también en la esfera privada. Durante la época de la democracia ateniense y la filosofía socrática, en la que las polis o ciudades eran cada vez más grandes, se hacía necesaria la figura de un buen oikonomos que fuera capaz de distribuir el dinero para que todos los miembros de la familia tuvieran acceso a bienes como la comida o la bebida.
Con el paso de los años, y conforme la política se volvía más sofisticada, la oikonomía pasó a referirse a la gestión racional de los recursos en todos los campos de la vida: desde la administración de las armas durante la guerra hasta la organización de las medicinas o la preparación de los materiales necesarios para construir nuevos edificios en las grandes metrópolis.
Cómo aplicar la economía en tu día a día: el coste de oportunidad
El economista británico Lionel Robbins, ya en el siglo XX, fue uno de los primeros pensadores que dio una definición exacta a la economía moderna, “la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos”.
Lo que quiso decir Robbins es que la economía está implícita en todos los ámbitos de nuestra existencia, porque implica una elección entre recursos limitados, como los alimentos que vamos a comprar para preparar una receta el sábado o la ropa de invierno que queremos llevarle a nuestros niños para que no pasen frío en esta época de año.
Esto implica siempre un coste de oportunidad, un concepto que plantea la cuestión de si nuestro tiempo o dinero estarían mejor invertidos en otro lugar. La clave para tomar una buena decisión consiste en saber con precisión qué conseguimos y a qué renunciamos en cada acción, lo que nos permite tener toda la información a mano para que nuestras cuentas salgan beneficiadas.
Imagina, por ejemplo, que quieres comprarte un coche nuevo para llevar a tus hijos al colegio o para hacer la compra en el supermercado más barato de la ciudad, que está en las afueras. En este caso, el tiempo que empleas en buscar toda la información en internet será menor que si acudes de forma presencial a cuatro o cinco concesionarios distintos a preguntar por los precios de los vehículos.
Sin embargo, debes tener en cuenta que cuando estás delante del ordenador renuncias a ver los coches en directo o a hacer preguntas a los vendedores mientras te enseñan las particularidades de cada modelo. En este caso, lo que debes valorar es si prefieres ahorrarte el desplazamiento o prefieres acudir de forma presencial para asegurarte de que eliges aquel que se adapta mejor a lo que necesitas.
Como ves, la economía puede ayudarte a organizar tu día a día a través de conceptos como el coste de oportunidad y el riesgo que asumes con cada una de tus decisiones. Aplica estas nociones en casa para ver de dónde viene cada ingreso y hacia dónde se dirige cada gasto, lo que te permitirá contar con todas las herramientas que necesitas para cuidar de tu salud financiera hasta el final de año.
