El Día de Reyes es uno de los más esperados de todas las navidades por los niños españoles. Los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, llegan desde Oriente cargados de regalos en una noche mágica, llena de tradiciones y simbolismos.
Cada 6 de enero se celebra el Día de Reyes. El origen de esta festividad lo encontramos en el día que nació Jesús, cuando los Reyes Magos, siguiendo una estrella, llegaron desde Oriente hasta el Portal de Belén para ofrecerle al Niño Jesús mirra, incienso y oro.
Hoy en día, la celebración empieza el día 5 por la tarde, cuando las ciudades se engalanan para acoger las distintas cabalgatas. Desfiles en los que los Reyes Magos, acompañados de sus pajes y gran variedad de acompañantes pasean por las principales calles de las ciudades lanzando caramelos y observando a todos los niños. Tras la cabalgata, los más pequeños deben irse pronto a dormir para que los Reyes puedan dejarles los regalos junto a sus zapatos.
También es habitual, dejarles un picoteo a base de turrón, algún licor, agua para los camellos…
Regalos, chocolate y roscón
Por la mañana, los niños madrugan mucho, despertándose antes de lo habitual. Los nervios, la ilusión y la magia propia de este día les invita a saltar de la cama en busca de los regalos que les hayan traído los Reyes. Lo primero que suelen hacer es comprobar cómo los Reyes se han comido lo que les dejaron y los camellos se bebieron el agua para poder seguir repartiendo regalos repletos de energía.
Tras los regalos, llega el tradicional desayuno. Chocolate y Roscón de Reyes. El roscón es un bollo con forma redondeada, adornado con rodajas de fruta confitada o escarchada y relleno de nata, crema o chocolate, principalmente.
La tradición del Roscón de Reyes data de la Edad Media. Su forma circular representa el amor eterno y las frutas, las distracciones del mundo. Su origen está relacionado con las saturnales romanas. Unas fiestas dedicadas al dios Saturno en las que se celebraba la llegada de los días más largos tras el solsticio de invierno. Para ello, se elaboraban unas tortas redondas, rellenas de higos, dátiles y miel.
Ya en el siglo III d.C se comenzó a introducir un haba, pues se consideraba símbolo de prosperidad. Quien lo encontrase, era el afortunado. Hoy en día, los roscones suelen tener un haba y una figura. La persona que encuentra el haba es quien debe pagar el roscón y quien halla la figura, es coronado rey por un día.
