El depósito bancario es un término económico conocido, habitual en el vocabulario cotidiano. ‘Un contrato entre dos partes, en el que una de ellas –el depositante- entrega una cantidad de dinero a la otra –el depositario- por un plazo de tiempo determinado y cuyo reintegro se llevará a cabo según ambas acuerden bajo contrato’
Ahora bien, si preguntamos cuántos tipos de depósitos bancarios existen en el mercado, la respuesta ya no es tan inmediata. ¡Veamos!
Las cuentas corrientes o depósitos a la vista
Tras el dinero en metálico, estas se consideran el bien más líquido del mercado, ya que se puede disponer de él en cualquier momento en un cajeroy en cualquier parte del mundo.
Cuentas o libretas de ahorro
En sus orígenes su emisión estaba limitada a las Cajas de Ahorro. Su diferencia en la actualidad con las cuentas corrientes es casi inexistente. Lo único, que se instrumentalizan mediante una libreta –de ahí su nombre- en la que se van anotando los movimientos de la cuenta, en lugar de un talonario de cheques.
Cuentas de alta remuneración
El interés que ofrecen es variable y va en función del saldo del que se disponga. Mayor interés a mayor dinero en cuenta.
Cuentas financieras
El dinero que se deposita en ella se invierte en activos en el mercado secundario. De ahí que gocen de gran liquidez; además de que tienen la misma disponibilidad que las anteriores, si así se acuerda.
Depósitos a plazo fijo
Con ellos se pierde la posibilidad de disponer del dinero hasta que transcurra el tiempo acordado. Su remuneración es mayor.
Depósitos indexados
Su remuneración final depende de una parte fija y de otra variable sujeta a la evolución, normalmente, del Ibex 35.
Depósitos estructurados
Como en el depósito indexado, el interés que genera depende de una parte fija. La otra parte estaría sujeta a la cotización bursátil de una empresa determinada.
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